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Bienestar emocional en el aula
Bienestar emocional en el aula
Durante los últimos años se han destinado numerosos esfuerzos para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual: se han aumentado las oportunidades de elección, se ha reforzado el trabajo para desarrollar las habilidades personales, mayor acceso al empleo, se ha empezado a aceptar la promoción de una vida más independiente, mayor personalización de la atención, etc.
Pero quizá no se ha prestado suficiente atención a una faceta fundamental en la vida de las personas, la de sus necesidades emocionales. El bienestar emocional es una dimensión clave e irreemplazable de la calidad de vida, que si es cierto con carácter general, resulta todavía más patente en el caso de las personas con graves dificultades y con necesidades complejas de comunicación, en particular, las personas con discapacidad intelectual. Es obligado, por tanto, tener en cuenta esta dimensión personal y subjetiva en el diseño y realización de los planes de apoyo orientados a potenciar el desarrollo personal y las competencias del individuo.
Afortunadamente, se observa últimamente un claro incremento de las investigaciones orientadas a la detección, la valoración y la medición de las emociones en las personas con discapacidad.
A su vez, también se ha demostrado en los últimos años la importancia de fomentar la coordinación y comunicación entre todos/as los/as profesionales que atienden a las personas con discapacidad intelectual (psicólogos, pedagogos, terapeutas ocupacionales, logopedas, médicos, fisioterapeutas, psiquiatras…). El trabajo coordinado de estos profesionales genera numerosas sinergias y favorece la atención de calidad en las personas con discapacidad intelectual. También es fundamental la cooperación con las familias, así como con los centros educativos/ocupacionales a los que asisten, con el fin de ofrecer una atención integral a sus necesidades, intereses y preferencias.
Objetivo del programa
Realizar una exhaustiva evaluación del bienestar emocional de niñas/os y jóvenes con discapacidad intelectual, en el centro educativo al que asisten, desde diferentes perspectivas profesionales (neurólogo, psicólogo, farmacéutico, nutricionista, terapeuta ocupacional, logopeda…), con el fin de poder detectar posibles riesgos de estrés, alteraciones de la salud mental y/o desajustes emocionales. Se evaluarán factores sociales, sanitarios, de destrezas y procesamiento del alumno/a, así como la evaluación del espacio físico (centro educativo).
A partir de los resultados obtenidos, se realizará un informe individual de valoración del “estado de bienestar emocional” del alumno, proponiendo un plan personalizado de actuación para cada uno de ellos.
Además, por supuesto, de ayudar a conseguir un mayor bienestar emocional de los alumnos con trastornos del neurodesarrollo, con este programa queremos lograr:
- Ampliar el “campo de visión” para mejorar el bienestar de los alumnos, con la participación de otros profesionales que habitualmente no trabajan en un centro.
- Potenciar la coordinación entre los diferentes profesionales y que se fomente la figura del profesional único de referencia.
- Valorar qué influencia tiene el entorno; cómo puede afectar el centro educativo, teniendo en cuenta tanto aspectos físicos y sensoriales, como aspectos emocionales, en el bienestar emocional de los menores.
- Poder focalizar el esfuerzo en lo prioritario. Cuanta más información tengamos del alumno, más fácil será establecer qué aspectos son prioritarios y cuáles secundarios.
- Detectar dificultades comunes en el alumnado del centro educativo y poder trabajarlas dentro del propio colegio.
- Dar solución a situaciones/dificultades individuales y poder trabajarlas en el entorno familiar o en la consulta de un especialista
- Realizar un “protocolo de trabajo” optimizado, que pueda servir para evaluar el alumnado de otros centros educativos (tanto centros de Educación Especial como centros ordinarios) y que el programa de “Bienestar emocional en el aula” se pueda replicar de manera adecuada en otros colegios.
Objetivo del programa
Realizar una exhaustiva evaluación del bienestar emocional de niñas/os y jóvenes con discapacidad intelectual, en el centro educativo al que asisten, desde diferentes perspectivas profesionales (neurólogo, psicólogo, farmacéutico, nutricionista, terapeuta ocupacional, logopeda…), con el fin de poder detectar posibles riesgos de estrés, alteraciones de la salud mental y/o desajustes emocionales. Se evaluarán factores sociales, sanitarios, de destrezas y procesamiento del alumno/a, así como la evaluación del espacio físico (centro educativo).
A partir de los resultados obtenidos, se realizará un informe individual de valoración del “estado de bienestar emocional” del alumno, proponiendo un plan personalizado de actuación para cada uno de ellos.
Además, por supuesto, de ayudar a conseguir un mayor bienestar emocional de los alumnos con trastornos del neurodesarrollo, con este programa queremos lograr:
- Ampliar el “campo de visión” para mejorar el bienestar de los alumnos, con la participación de otros profesionales que habitualmente no trabajan en un centro.
- Potenciar la coordinación entre los diferentes profesionales y que se fomente la figura del profesional único de referencia.
- Valorar qué influencia tiene el entorno; cómo puede afectar el centro educativo, teniendo en cuenta tanto aspectos físicos y sensoriales, como aspectos emocionales, en el bienestar emocional de los menores.
- Poder focalizar el esfuerzo en lo prioritario. Cuanta más información tengamos del alumno, más fácil será establecer qué aspectos son prioritarios y cuáles secundarios.
- Detectar dificultades comunes en el alumnado del centro educativo y poder trabajarlas dentro del propio colegio.
- Dar solución a situaciones/dificultades individuales y poder trabajarlas en el entorno familiar o en la consulta de un especialista
- Realizar un “protocolo de trabajo” optimizado, que pueda servir para evaluar el alumnado de otros centros educativos (tanto centros de Educación Especial como centros ordinarios) y que el programa de “Bienestar emocional en el aula” se pueda replicar de manera adecuada en otros colegios.